In seguridad (21/10/2010)

por Rodolfo Lacabanne

Podemos comenzar a hablar de inseguridad vinculando el concepto directamente con el individualismo.
Cada persona que se halle en un universo de individuos se encontraría en la más agresiva inseguridad.
Este universo tiende a una calidad de vida insegura, a la desprotección del individuo que en este escenario solo depende de sus propias fuerzas ya que desaparecen las políticas de estado, las leyes, la cultura, la vivienda digna, el medio de transporte público, la salud, el trabajo, las reglas de juego formales, etc., que viviendo en sociedad nos ayudan a convivir más seguros. Por lo tanto no podemos discutir una política de seguridad si no tenemos en cuenta todos los actores sociales. Esto quiere decir que la seguridad del individuo depende exclusivamente de su propio aporte a la consolidación de la sociedad-estado o en su defecto, la inseguridad se condice con la ausencia de un estado fuerte.
Hoy en la Argentina basta con introducirse en lo cotidiano para percibir una fuerte sensación de inseguridad manifestada por los medios de comunicación o por sectores de la sociedad que en general gozan de necesidades básicas satisfechas. Esta sensación genera miedo y paraliza, con el agravante de que generalmente el miedo se retroalimenta con esta sensación, aumentando la escalada de violencia y generando estereotipos que profundizan la segregación y la marginalidad social.
La pregunta es: bajo el concepto de seguridad anteriormente citado, ¿por qué la manifestación en reclamo a obtener seguridad es sectorial? Este es el momento donde, en la necesidad de encontrar una respuesta, comenzamos a desglosar el concepto de seguridad, en principio, en dos partes:
La seguridad Jurídica, que garantiza al individuo que ha logrado sentirse seguro en función de generar los medios materiales para vivir en armonía, profundizar esa sensación de seguridad mediante la garantía de la custodia de sus bienes.
Y por otro lado la seguridad social que permite que las personas dejadas a merced de un determinado sistema económico, alimentado por el individualismo del que hablamos inicialmente, quede fuera del mismo y a través de la presencia del estado logre la inclusión.
En síntesis el primer concepto de seguridad garantizaría el cuidado de los bienes materiales y el segundo la protección de las necesidades básicas, por lo tanto llegamos a la conclusión de que la seguridad es obtener la garantía de poder conservar los derechos básicos y el cuidado de nuestros bienes.
Debemos tener en cuenta que, estadísticamente, no son los países más ricos ni los más pobres los que cuentan con los mayores índices de inseguridad, sino los profundamente inequitativos, por lo que consideramos indispensable identificar políticas de estado con el propósito de lograr abordar instrumentos que nos permitan, en principio, establecer un piso de igualdad social en el que estén incluidas las necesidades básicas necesarias para el desarrollo integral de los habitantes.
En este camino comenzaremos a resolver uno de los dos componentes identificados con anterioridad, que atentan claramente contra nuestra seguridad e iremos en vías de resolución del segundo que entendemos se condice directamente con el primero y su canalización es por naturaleza, paulatina, debido al daño que ha hecho en nuestra sociedad la ausencia de la seguridad social.
Hasta aquí hemos hablado generalmente de políticas sociales que en el campo de la seguridad podríamos definirlas como preventivas y si bien consideramos a éstas como indispensables, debemos entender que para regular el desequilibrio entre el ideal y lo real, entre las garantías sociales profundas y las consecuencias históricas instaladas culturalmente, debemos avanzar en la formación de las fuerzas de control del estado para que éstas, a través de una educación inclusiva relacionada profundamente con los Derechos Humanos, funcionen como intermediario entre el desnivel del que hablamos anteriormente y la incorporación del individuo a la sociedad.
En cada paso que damos cuando hablamos de seguridad integral o para todos, nos encontramos con la necesidad del fortalecimiento del Estado y por lo tanto es menester trabajar en esa línea y erradicar el concepto de seguridad como el del cuidado del individuo exclusivamente y comenzar a transitar el camino hacia una definición donde en el universo de la seguridad se encuentre la justicia social como principio central.

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